El Niño Jesús llenó de luz la iglesia de San Agustín en la Misa de Gallo.
La tradición de celebrar la Navidad el 25 de diciembre esconde un significado especial para los cristianos. En la antiguedad este día se correspondía con la fiesta del Sol Invictus en Roma y con el solsticio de invierno en otras culturas como la céltica. La conmemoración y celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre se instauró en Roma y pasó enseguida a Milan a través de San Ambrosio y poco a poco extendiendose al resto del orbe cristiano.
La Misa de Gallo se celebró en el altar preparado meticulosamente para la ocasión. Cipreses que subían al cielo con decoración navideña, un belén con espectaculares figuras… El Niño Jesús presidiendo en su pesebre y todo supervisado por el patrón San Agustín vestido con capa pluvial de brocado amarillo.
En su homilía Don Jerónimo destacó como Dios se hizo Niño, para dejarse abrazar por nosotros.
Los cánticos del coro parroquial acompañaron la solemne celebración y al finalizar tuvo lugar el beso de la imagen del Niño Jesús por parte de los fieles.
Juan Morales